de los que pueblan las aceras
de esta tu ciudad y tu máscara
de redención
que no me olvida,
ni olvidará nunca mi polla.
soy un andrajoso
y visto esmoquin cuando fumo
y te recuerdo, pegajosa,
tus piernas encima mía,
y tu cuerpo como un volcán escupiendo
algo que ahora es viento.
soy un mentiroso
pero te dije la verdad
aquella suerte de vez que nos encontramos
el uno frente al otro,
con el desnudo en la mirada
y la poca vergüenza de las lenguas.
soy un auténtico despojo
de todo aquello que pude ser,
óbice de nada pues
me siento orgulloso
de todo fénix resucitado
tras su muerte
como aquella libertaria
frente al pelotón de fusilamiento,
como aquel conejo
escondido en la trinchera de las zanahorias robadas,
como el circuito de sangre que me recorre
y que ahora es imprudencia, belleza, soledad.
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